Este es un motivo frecuente por el cual muchas madres suspenden la lactancia materna, sin embargo este problema es transitorio y puede ser superado.
Estas son las principales razones:
El bebé esta enfermo, sedado o tiene dolor: Infección, dolor por contusión (vacuna, fórceps), nariz obstruida, dolor de la boca (hongos, dentición).
Problemas en las técnicas de lactancia: Uso de biberones junto con la lactancia materna, mal agarre por lo que no obtiene suficiente leche, presión sobre la nuca por mala posición para mamar, horario para lactar.
Cambios que molestan al bebé: Separación de su madre (bebé que ingresa la jardín, madre que regresa al trabajo), nueva persona que lo cuida o muchos cuidadores, cambios en la rutina familiar, madre enferma o con problemas en los senos (mastitis).
Rechazo aparente, no real: El bebé se distrae y la madre cree que rechaza el pecho. Para ello es importante mantener al bebé cerca, ofrecerle el pecho con más frecuencia, colocándole unas gotas de leche materna sobre los labios del bebé y dormir con él.