Bogotá D.C., 20de febrero de 2022. – Tras las medidas que exigió la
pandemia, de nuevo en el 2022 los niños, niñas y adolescentes han
regresado a las aulas escolares de forma presencial, recuperando así la
posibilidad de interactuar con otros niños, desarrollar plenamente las
capacidades físicas y cognitivas, pero en algunos casos enfrentándose de
nuevo a violencias propias de los entornos escolares, por ello es importante
mantener permanentemente el diálogo, como primera recomendación a los
padres y responsables.
Al respecto, Nubia Bautista, subdirectora de Enfermedades No Transmisibles
del Ministerio de Salud y Protección Social, señaló que tras la pandemia por
covid-19, se ha reconocido mejor el rol de la salud mental en el desarrollo de
nuestros niños y niñas. “Ya el sector educación lo ha venido entendiendo y
desarrollando al interior de sus programas, también el sector cultura y de la
recreación, la invitación también es a los padres para que tengan en cuenta
que el manejo de las emociones es fundamental para el adecuado desarrollo
de un niño y para que adquieran capacidades para afrontar retos de la vida
cotidiana incluida la violencia escolar”.
Para la funcionaria, este es el paso fundamental en el que se debe seguir
avanzando, por ello señaló que “es importante entender que las habilidades
para enfrentar estos retos de la vida cotidiana y afrontar cuestiones que no
deberían pasar -como la violencia y el abuso escolar- son habilidades que se
pueden cultivar, que se entrenan y se aprenden en la primera infancia, pero
que finalmente seguimos aprendiendo a lo largo de toda nuestra vida”.
Por ello solicitó a los establecimientos escolares a fortalecer el habla acerca
de la salud mental y de las condiciones que propician su deterioro, favorecer
que los niños y niñas puedan hablar en sus hogares de lo que les está
ocurriendo, como estrategia fundamental. “Como padres a veces perdemos
esa capacidad de escucha, entonces volver a poner atención, dedicar tiempo,
concentración en escuchar a nuestros niños y en poder acompañarlos en sus
preocupaciones y necesidades, en sin duda el primer recurso”, dijo.
Como segundo recurso solicitó tener en cuenta las líneas de atención y apoyo
en salud mental, particularmente aquellas que están destinadas para casos
de vulneración de derechos o cuando existen preocupaciones de ser víctima
de violencia, por ejemplo, la línea 141 del Instituto Colombiano de Bienestar
Familiar, que tiene prestos profesionales para apoyar en estas necesidades y
para derivar en las líneas de atención en salud mental cuando se requieran.
También los territorios, en su mayoría, tienen líneas de orientación en salud
mental, así como las EPS que cada vez con mayor fortaleza y de manera más
extensa, están colocando a disposición de sus afiliados líneas de orientación
y de atención en salud mental para saber qué hacer y dónde acudir.
Niños que hacen bullying también son victimas
Bautista precisó el tener en cuenta que, en el caso de la violencia escolar con
pares, quien ejerce violencia escolar también atraviesa por necesidades en
salud mental. “Es otro niño o niña que seguramente si revisamos su historia,
ha sido víctima de diferentes formas de violencia, ha tenido otros factores de
riesgo, seguramente algunas cuestiones relacionadas con privaciones
afectivas, con eventos muy difíciles en la primera infancia o con dinámicas
familiares adversas”, dijo.
En tal sentido, es muy importante entender que los niños que ejercen
violencia contra otros, probablemente también necesitan apoyo en salud
mental y seguramente sus familias. “Entender todo esto es un tránsito que
debemos seguir haciendo y que no es una tarea fácil, pero que sí aporta de
manera muy importante a lograr una adecuada convivencia escolar y sobre
todo un entorno que proteja la salud mental”, añadió la funcionaria.
Por ello a su cierre, Bautista, quien también es médica psiquiatra, precisó
que detectar a los que están en riesgo es clave, “estar atento a los indicios
como los cambios de comportamiento, la inquietud, la oposición a normas, la
agresividad, síntomas de ansiedad, síntomas de depresión, cambios en el
sueño o en el apetito. La capacidad que tengamos todos como maestros,
como amigos, como compañeros, como cuidadores o como profesores para
escuchar y entender las necesidades en salud mental de nuestros niños y
niñas, son esenciales para evitar el acoso escolar, pero también para impedir
sus consecuencias en la salud mental”.