- MinSalud, OPS y Universidad Johns Hopkins discuten sobre políticas públicas más costoefectivas para atender esta enfermedad.
Bogotá, D.C., 27 de febrero de 2017.- Posponer la edad de inicio de consumo de alcohol en adolescentes colombianos por encima de los 14 años y mantener por debajo del 12 por ciento el consumo nocivo en población general fueron son los retos que se discutieron durante el seminario académico sobre la evidencia de las medidas más costoefectivas para reducir el consumo nocivo de alcohol entre los colombianos, organizado por el Ministerio de Salud y Protección Social con la Organización Panamericana de la Salud y la Universidad Johns Hopkins, de Estados Unidos.
“Al comparar las cifras del Estudio nacional de consumo de sustancias psicoactivas en población escolar de 2011 con el II estudio epidemiológico andino sobre consumo de drogas en la población universitaria de 2012 y el estudio nacional de 2013, se observa que la prevalencia de consumo en el último mes aumenta de 37,77% a 39,81% y a 61,5%, respectivamente, siendo el consumo en población universitaria el más importante. También la Encuesta de Salud Mental de 2015 mostró que el consumo nocivo de alcohol es el principal problema de salud mental en el país”, manifestó José Fernando Valderrama Vergara, subdirector de Enfermedades Crónicas No Transmisibles.
Ante esta situación, el directivo señaló la necesidad de priorizar el control de la disponibilidad del alcohol, principalmente con la restricción de zonas, horarios de venta y puntos de venta; el control del acceso a las bebidas alcohólicas en lo que atañe a precios e impuestos; y la restricción del marketing y la publicidad de las bebidas alcohólicas. Medidas de esta índole están basadas en la evidencia para prevenir el consumo de alcohol, principalmente en madres gestantes y en periodo de lactancia, niños, niñas y adolescentes.
“Durante 2016, acompañamos a las 15 entidades territoriales que presentan el mayor porcentaje de personas con consumo de alcohol por encima de la media nacional para que en sus planes territoriales de salud y en sus planes integrales departamentales de drogas posicionen este problema de salud pública, a fin de que se hagan intervenciones de manera integral en el marco del nuevo Modelo Integral de Atención en Salud (#MIAS) y las Rutas Integrales de Atención en Salud (RIAS). Esta gestión individual del riesgo permitirá un abordaje adecuado de esta situación”, destacó.
Por su parte, Gina Watson, representante para Colombia de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), resaltó la labor realizada por el país indicando que las respuestas generadas desde la Estrategia Nacional de respuesta integral al consumo de alcohol son ejemplarizantes para otros países de Latinoamérica. Sin embargo, resaltó la necesidad de abordar la problemática desde las dimensiones determinantes para el consumo: disponibilidad, precios y mercadeo.
“Se debe crear conciencia entre la población porque esta es una enfermedad que va más allá de la adicción: los muertos en las carreteras, las discapacidades y los costos en la atención incrementan el impacto para las generaciones futuras porque desafortunadamente el alcohol está inmerso en el tejido social de nuestros pueblos y es una enfermedad difícil de curar”, manifestó Gina Watson.
La discusión tuvo el liderazgo de Maristela Monteiro, asesora de la OPS para el consumo nocivo del alcohol y las sustancias psicoactivas, y David Jernigan, de la Universidad Johns Hopkins de Nueva York (Estados Unidos).
Maristela Monteiro mencionó la necesidad de establecer un criterio para que los adolescentes estén protegidos de las campañas de mercadeo dirigidas a los adultos jóvenes. Así mismo instó a los gobiernos a garantizar que todos los mensajes sanitarios sobre el consumo de alcohol sean elaborados por un órgano independiente de la industria licorera. Así mismo recomendó que estos mensajes estén soportados en investigaciones, sean objetivos, sean sometidos a una evaluación científica, y eviten los conceptos ambiguos como promover el consumo responsable.