
Bogotá. 8 de febrero de 2016.- Con la formación de 1.800 profesionales de equipos de atención básica en la detección y atención oportuna a las personas con epilepsia, el Ministerio de Salud y Protección Social comienza a dar cumplimiento a las acciones establecidas en la Ley 1414 de 2010 que protege a las personas con esta enfermedad.
A través del Grupo de Gestión Integrada para la Salud Mental, de la Subdirección de Enfermedades no Transmisibles del Ministerio, y en el marco de un Convenio de Cooperación Técnica con la Organización Panamericana de la Salud, OPS, la formación de estos profesionales permitirá el desarrollo de tres líneas estratégicas para este año: la primera con la implementación de una ruta de atención al paciente con epilepsia y de un modelo de atención en servicios ambulatorios que satisfaga las necesidades de todos los involucrados en la atención de estos pacientes de forma integral.
La segunda, con el desarrollo de programas de detección y atención temprana, incluso desde el primer nivel y la tercera, con la Implementación de acciones que favorezcan entornos y estilos de vida saludables, como estrategia para la prevención de la enfermedad y promoción de la salud en estos pacientes.
Sobre la enfermedad
Muchos mitos se tejen alrededor de la epilepsia y su impacto en las personas, a través del tiempo se le ha atribuido diferentes connotaciones mágicas, haciendo que las personas que presentan esta condición sean discriminadas y aisladas de la sociedad.
La epilepsia es un desorden cerebral crónico que se caracteriza por crisis recurrentes en el tiempo, que se manifiestan no solo a través de movimientos anormales, sino que también con cambios en la conducta, alteración de conciencia, alteraciones sensoriales (visuales, auditivas, olfatorias o gustativas) e incluso cognitivas.
Para 2011 la OPS refería que en las Américas vivían 5 millones de personas con Epilepsia; en Colombia, un estudio sobre el tema realizado por las Universidades CES y Rosario en 2010, señala que la prevalencia global en el país es de 1.13 por cada 100 mil habitantes.
Esta enfermedad afecta principalmente a menores de 18 años sin distingo de raza, condiciones sociales, sexo o distribución geográfica y sus causas están asociadas desde condiciones genéticas – heredables hasta secundarias en la estructura cerebral con consecuencias como limitaciones para trabajar o estudiar, estados depresivos, deterioro cognitivo e incluso eventos de muerte súbita.
El tratamiento tardío favorece la no respuesta al mismo, el aumento de la discapacidad con el impacto en productividad y favorece la morbimortalidad en estas personas. Todo esto con un gran impacto sobre la productividad de un país y los costos en salud.
Todo esto hace que sea vital reforzar las actividades que permitan evitar que se presente la epilepsia y si esta ya se instauró, mitigar y tratar adecuadamente a quienes la presentan, evitando su impacto social y económico en nuestra comunidad.
En el Plan Decenal de Salud Pública
Las acciones claves para prevenir este evento de interés en salud pública, presentes todas ellas en el Plan Decenal de Salud Pública 2012-2021 son:
- Detectar y tratar oportunamente el riesgo neurológico: Cualquier patología en el niño durante su proceso de desarrollo, puede llevar a riesgo de lesión neurológica, no sólo asociado a la presencia de epilepsia, sino de otras alteraciones como déficit sensorial, parálisis cerebral, déficit cognitivo, trastornos del comportamiento y del aprendizaje. Es necesario favorecer el embarazo saludable, el adecuado control prenatal, la buena atención del parto y del niño en el periodo perinatal.
- Prevención y atención de las neuroinfecciones: Diferentes tipos de infecciones pueden afectar el cerebro, llevando al desarrollo de epilepsia. Acciones simples como asegurar la cobertura en vacunación, evitando así condiciones inmunoprevenibles que puedan llevar a meningitis, pueden tener un gran impacto en evitar la presencia de la epilepsia. Otras, como la cisticercosis, tienen relación estrecha con las condiciones de salubridad básica como manejo de aguas y consumo de agua potable.
- Prevención del trauma craneoencefálico: Concientizar a las personas de las precauciones al conducir diferentes medios de transporte (automóvil, motocicleta, bicicleta), utilizando los elementos de protección y respetando las normas de tránsito, puede evitar accidentes que lleven a lesiones cerebrales, que frecuentemente son causa de epilepsia.
- manejo del riesgo cardiovascular: El evento cerebrovascular es la causa más común de epilepsia en adultos y principalmente en adultos mayores. Su prevención se basa en evitar factores de riesgo cardiovasculares, como la hipertensión, la diabetes y la arterioesclerosis. Aquí es vital el estímulo a los estilos de vida saludables, sin consumo de alcohol, cigarrillo o consumo de drogas, favoreciendo la actividad física y la alimentación balanceada y el manejo del estrés.
Así, los invitamos a difundir esta información al interior de su Institución, familia, comunidad y organizaciones presentes en cada una de sus Entidades Territoriales, en el día Mundial de la Epilepsia que se celebrará a partir de este año el día 8 de febrero.